¿Es la okupación un servicio social y cultural o un atentado a la propiedad privada?

Hola a tod@s.
El edificio okupado por La Ingobernable, situado en el número 30 del Paseo del Prado, esquina a la calle Gobernador, vuelve a ser del Ayuntamiento de Madrid. El desalojo ha sido efectuado por la Policía Municipal por orden judicial y ha transcurrido sin incidentes. El mandato lo ha realizado el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 16 con fecha 7 de octubre. La expulsión de los moradores del centro autogestionado se ha realizado tras agotar la vía administrativa y varios intentos infructuosos del consistorio de José Luis Martínez-Almeida para que lo abandonaran de forma voluntaria. El último, el 28 de agosto pasado cuando varios centenares de personas, respondiendo al llamamiento que el colectivo okupa realizó en las redes sociales, se concentró frente al edificio para «defenderlo».
¿Cómo se debe entender la okupación? ¿Cómo la apropiación ilegítima e ilegal del bien de otro o como una salida social y cultural para edificios abandonados y defenestrados? ¿Y si el edificio no está abandonado o no está abandonado todo el año? Cuando okupas un edificio, ¿debes hacerte cargo de todos los gastos que allí tienen lugar (luz, gas....) o debe seguir pagándolo el propietario?
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Comentarios

  1. Muy buenas gente, en mi humilde opinión creo que se debería de haber mencionado más datos básicos para poder llevar a cabo el opinar del tema. Información imprescindible muy muy resumida:
    —El origen del centro social La Ingobernable: fue a la vez el Centro de Salud del Retiro como el Centro Asociado de Madrid de la UNED hasta 2012, año en que fue abandonado. En marzo de 2013 fue cedido gratuitamente por el Gobierno de Madrid de Ana Botella (PP) a la Fundación Ambasz, del arquitecto argentino Emilio Ambasz. Ambas partes acordaron una cesión por 75 años y una inversión por parte de los primeros de 10 millones de euros para la construcción de un museo de arte y arquitectura. Para lo cual seria necesario su derribo y la construcción de un nuevo edificio. El proyecto sería financiado por Cajamadrid, historia que no se acabó puesto que llegó la crisis y Cajamadrid se detuvo. El histórico edificio proclamado patrimonio de la ciudad, construido en 1936, así se salvó de la demolición y se ‘’durmió’’ en silencio, solamente visitado por palomas debido a su transformación en baño público (de aves) hasta que en 2017, el conjunto de organizaciones sociales y el vecindario local decidieron reunirse y poner en marcha un proyecto ambicioso e ilusionante: devolver este espacio a todos los mandrileños este espacio de 3000 metros cuadrados abandonado por años.
    —Etapa de reestructuración y reformas del lugar: al principio, era inhabitable, repugnante y desordenado, que, tras un largo tiempo del duro trabajo de limpieza por parte de toda la gente.
    —Se consiguió con mucho esfuerzo crear un espacio público único, con un labor social significante por la organización de la inmensa cantidad de actividades, desde talleres de yoga hasta exposiciones de obras de arte, pasando por celebraciones del vecindario, clases de español, cinematográficas, servir de infraestructura para la organización de movimientos sociales tales que el del 8M, Juventud X Clima, y un sinfín de actividades en servicio de los vecinos de Madrid, todo GRATUITO, habiendo más de 200 actividades cada mes, para todo el que quiera participar, hasta la fecha, han pasado más de 100.000 personas quienes han utilizado el Centro Social de Comunes Urbanos.
    Ahora, ¿está moralmente correcto esta okupación en concreto? Porque ya sabemos que legalmente no está respaldado, aunque, ¿no es otra forma de corruPPción que, la alcaldesa de Madrid de entonces Ana Botella, regale ese espacio de 3000 metros cuadrados a una fundación amiga de su partido sabiendo todo lo que cuesta cada metro cuadrado en el centro de Madrid, y que, encima, después se deje abandonado? Teniendo en cuenta de que en este caso no es una okupación a una vivienda privada en el que sí hay personas que acude a ella frecuentemente y que solo se haya okupado para servir de alojamiento sino que es un espacio autogestionado (mediante asambleas donde participan todos los que usan el espacio semanalmente) inclusivo para todos los madrileños que respete a las normas básicas de convivencia y que quiera participar en las actividades realizadas allí sin coste alguno, cualquiera lo vería con buena vista.
    Sin embargo, ¿qué hay de que las facturas mensuales del espacio se paga con el dinero público de Madrid? En mi propuesta simplista es que La Ingobernable sea apoyado económicamente por donación de la gente, tipo crowdfunding y que, en el peor caso de que haya que eliminar el centro se haga de manera civilizada del siglo XXI después de haber llegado al acuerdo mediante diálogo por parte de los portavoces de La Ingo y el Ayuntamiento de Madrid como lo ha pedido el colectivo del centro hace a principios del pasado mes.
    Un saludo, os leo.

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